La personalidad por enfoque psicoanalista


El psicoanálisis concibe la vida psíquica cono evolución incesante de fuerzas elementales, con un concepto dinámico del psiquismo. 1 Punto de vista topográfico: inconsciente, preconsciente, conciente.

EL SISTEMA INCONSCIENTE

Su conocimiento sólo puede darse de un modo indirecto, mediante los datos que suministran los sueños, los actos fallidos, los test proyectivos y sobretodo, la historia de síntomas neuróticos y psicóticos.

El inconsciente, para el psicoanálisis, es psíquicamente positivo, en constante evolución y cargado de energía psíquica. La existencia del inconsciente se puede establecer por el contenido y modo de actuar. Dentro de los contenidos se pueden encontrar los equivalentes instintivos y las representaciones de hechos, objetos y de órganos. Se entiende por equivalente instintivo la manifestación psíquica externa de un instinto que se expresa por modificaciones motoras y secretorias que se viven como emociones. El modo de actuar del inconsciente se denomina proceso primario, por ser la primera forma de actuación, la más primitiva del psiquismo.

Características del inconsciente
Ausencia de cronología: el inconsciente no reconoce pasado ni futuro, tan sólo el presente. Ausencia del concepto de contradicción: no pone reparo a la existencia de sucesos antitéticos. Tampoco sabe decir que no y cuando necesita dar una negativa, debe enunciarla recurriendo a otros elementos. Lenguaje simbólico: cuando el inconsciente tiene que decir, lo expresa en forma de símbolos. Igualdad de valores para la realidad interna y la externa o supremacía de la primera. Predominio del principio del placer: no soporta el displacer. Dentro del sistema inconsciente es necesario tener en cuenta una porción que se halla integrada por elementos que si llegaran a ser concientes presentarían notables diferencias con los demás, constituyendo el inconsciente reprimido. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero no forma por sí solo todo el contenido de este sistema. El ello en su totalidad y parte del yo y del superyó se encuentran dentro del sistema inconsciente.

EL SISTEMA PRECONSCIENTE

Su contenido está integrado, en parte, por elementos procedentes del inconsciente en paso hacia el conciente y también del conciente hacia el inconsciente, adoptando la forma de material preconsciente. Existen además impresiones del mundo exterior, radicadas como representaciones fonéticas o verbales. El preconsciente tiene leyes propias que constituyen el proceso secundario que comprende: La elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones. El hallazgo de una correlación lógica. La repleción de lagunas existentes entre ideas aisladas. La introducción del factor causal.


EL SISTEMA CONSCIENTE

El conciente es un órgano de percepción situado en el límite de lo interno y lo externo. En el sujeto despierto, la más sensible sería la superficie externa del conciente, mientras que durante el sueño esta superficie sería menos permeable a los estímulos externos, aumentando en cambio la sensibilidad de la superficie interna. Para que un acto psíquico llegue a ser conciente, es necesario que recorra todos los peldaños del sistema psíquico. El hombre no reacciona siempre a todo estímulo y el sistema conciente de la impresión de contar con un detector o amortiguador de estímulos, que amortigua los potenciales energéticos que llegan a él. Su localización topográfica correspondería hipotéticamente a la corteza cerebral. 2 Punto de vista estructural: ello, yo (mecanismos de defensa), superyó.

EL ELLO
El ello está integrado por la totalidad de los impulsos instintivos, tiene íntimas conexiones con lo biológico. Todo lo que desarrolla está sometido al proceso primario y por ello, se rige por el principio del placer. Todas las porciones del ello son inconscientes y una gran porción del mismo está constituida por elementos arcaicos de origen onto y filogenético. Instinto: excitante interno continuo que produce, cuando es contestado en forma adecuada, un goce específico. El impulso instintivo trata de alcanzar su fin sin tomar en cuenta los medios, mientras que el instinto estaría dado por una movilización, de modo que el organismo debe valerse de medios adecuados para lograr su fin. Existen dos instintos primarios: Eros y Tanatos. El primero tendería a la reunión, integración, fusión, conservación y creación de nuevas vidas; el otro, motiva al envejecimiento y a la muerte, su finalidad es la destrucción, la desintegración y el aniquilamiento y se pone de manifiesto bajo la forma de sadismo. Freud especuló la idea de que lo único que hacen los instintos de vida, por la forma que actúan, es evitar la muerte accidental y que el instinto de muerte se encuentra en todos los seres. Lo que diferencia un estímulo biológico o instinto de un estímulo exterior es que resulta imposible huir de los primeros, cuya fuente está en nosotros mismos. Los instintos tienen características que le son propias y distintivas: Fuente de origen: el proceso energético, fisicoquímico que se desarrolla en un órgano somático, cuyo estímulo es representado en lo psíquico por un equivalente instintivo. Parece ser un proceso complejo, puramente energético. Intensidad o impulso dinámico: la magnitud de los obstáculos que es capaz de superar para lograr su satisfacción. Su factor motor. Objeto: pertenece al mundo exterior (persona o cosa), por la cual y con la cual el instinto alcanza su satisfacción al suprimir la excitación o estado de necesidad. Es lo más variable del instinto. Fin: restablecer un estado en el cual deja de subsistir una determinada tensión instintiva. Libido: intensidad de la energía dinámica del instinto sexual, su elemento cualitativo. Todo ser humano dispone de una cantidad determinada de libido, que podrá ser afectada por la acción de diversos factores que pueden ser divididos en intrapsíquicos (sueños y fantasías -concientes e inconscientes) y extrapsíquicos (características del objeto detectadas a través de los sentidos, factores somáticos -estados hormonales y físicos-, farmacológicos -excitantes o depresores- y factores telúricos -estaciones del año y composición atmosférica-). Existen varios instintos sexuales a los que se les denomina instintos parciales (exhibicionismo, deseo de ver, orales, anales, fálicos y sádicos) que actúan al principio independientemente unos de otros, pero que luego de un tiempo evolucionan hasta quedar reunido en una síntesis más o menos completa que, en el adulto normal, debería estar organizada en torno a la satisfacción genital (para el psicoanálisis todo lo genital es sexual, pero no todo lo sexual es genital, sino la función de obtener placer)

EL YO
Para Freud, el yo no es más que una parte del ello modificado por el impacto o la interacción de las pulsiones internas y de los estímulos externos. El yo se encuentra ubicado entre el mundo interno y el externo, en una posición tal que se comporta como receptor de los impulsos que le llegan desde ambos campos. Una parte del yo es conciente, otra es preconciente y otra es inconsciente. El principal papel del yo es coordinar funciones e impulsos internos y tratar que los mismos puedan expresarse en el mundo exterior sin conflictos. El yo tiene una estructura específicamente motora. El yo ideal lo es para el ello, porque hace lo que éste quiere, el ideal del yo, en cambio, es una imagen externa idealizada, un objeto real modificado por lo que se llama "de idealización" y al cual el yo toma como modelo y meta de su estructura.


Desarrollo del yo
En el proceso de fascinación (Bernfeld) el yo reproduce las primeras percepciones y luego lo hace con todo estímulo que le llega. La imitación de lo percibido y la introyección oral forman el fundamento de lo que constituye la identificación primaria, primera forma de amor hacia un objeto y primera reacción motora ante estímulos exteriores. El yo primario de los períodos evolutivos iniciales es netamente placentero, porque introyecta lo que es agradable y proyecta fuera de él lo que es desagradable, rigiéndose por el principio del placer. En las primeras etapas de la vida, el yo es estructuralmente débil pero se cree omnipotente por tener en sí mismo una parte del mundo exterior, que ha introyectado por vía oral (no tiene criterio de realidad y no conoce sus debilidades); de esta manera, tiene impulsos de actuación mágica y de omnipotencia, que nacen en el ello y aparecen como tales en el yo.

De acuerdo con un trabajo de Ferenczi, se considera que el yo pasa, en el curso de su evolución, por cuatro fases de magia y omnipotencia, que son las siguientes: Fase de omnipotencia incondicional: que correspondería a la del estado fetal. Fase de las alucinaciones mágicas: donde todo impulso es inmediatamente satisfecho por medio de alucinaciones. Fase de omnipotencia con auxilio de gestos mágicos: la reacción del niño frente a un necesidad corporal se acompaña generalmente por movimientos de brazos y piernas. Gran parte de los síntomas histéricos pueden ser considerados como recompensados por medio de tales artificios. Fase de superioridad del pensamiento: parece iniciarse conjuntamente con el lenguaje, fase inaccesible a los niños pequeños y los psicóticos. Estas fases mágicas del yo desaparecen casi por completo cuando son sustituidas por el sentido de la realidad. Percibir, adaptarse a la realidad y actuar son las funciones más elevadas del yo, pero todo hombre en algún momento puede tener un pensamiento mágico.

Funciones del yo
El yo tiene dos funciones muy importantes, que son. Examen y sentido de la realidad: el yo tiene la llave de la motilidad, que le permite al mismo tiempo comprobar la existencia real de los objetos. Se vale de dos recursos: el examen de la realidad por medio de la actividad motriz y el sentido de la realidad, en el que ya no hay necesidad de motor y mediante la cual se sabe si el objeto está realmente allí. En el hombre medio normal, el yo perceptor y el yo enjuiciador se desenvuelven paralelamente, ya que sus actuaciones son armónicas, dentro de los límites variables de cada individuo.

Función sintética o de homeostasis: consiste en recibir el impulso, diferenciar de dónde llega, luego realizar un proceso de síntesis entre los distintos elementos que llegar del ello, tratando que una cantidad determinada de energía pueda descargarse en un sólo movimiento, si esta satisfacción no provocara una reacción del superyó. En suma, la función homeostática del yo se realiza, según Alexander, por medio de cuatro funciones: La percepción interna de las necesidades instintivas, La percepción de las condiciones externas existentes de las que depende la gratificación, La facultad integrativa que permite al yo coordinar los impulsos e instintos entre sí y luego con la censura del superyó y La facultad ejecutiva, por la cual controla la conducta voluntaria.

Mecanismos de defensa del yo contra peligros extrapsíquicos
Negación en actos y palabras Negación en la fantasía:
el sujeto modifica en la fantasía, una situación real desagradable, transformándola en otra que le resulte más placentera. Limitación del yo: abandono por parte del yo de una actividad cuyo ejercicio le produce displacer por un motivo cualquiera. Identificación con el agresor temido: específicamente con el objeto temido o con su agresión, que puede darse frente a un acontecimiento pasado o a uno futuro.


Según Anna Freud, el representar el papel del agresor, asumiendo sus actitudes y atributos, o imitando sus agresiones, el sujeto simultáneamente se transforma, de persona amenazada y pasiva, en la que amenaza y es activa. Renuncia altruista: el sujeto usa su energía participando en el destino de sus semejantes, en lugar de experimentar la vida en sí mismo, vive la vida de los demás. Por medio de este mecanismo se logra dominar la mortificación narcisista.

EL SUPERYÓ

El superyó es el resultado de la incorporación dentro del yo de los mandatos prohibitivos de sus padres, es decir, la internalización de la compulsión externa. En sus primeros estados el superyó pertenece al yo, pero gradualmente se va diferenciando de éste, sin que el sujeto normal lo perciba como un elemento definido. Representa todas las restricciones morales y todos los impulsos hacia la perfección. En el Edipo, el primer mecanismo de defensa al que el niño recurre es el de regresión, en el plano oral, y a la introyección e identificación posterior con ese objeto del mundo exterior. Con la incorporación del padre en el yo, el niño introyecta la actitud "mala" de éste para conservar en el mundo real al padre "bueno". En la constitución del superyó no sólo interviene un núcleo severo que corresponde, en general, al padre o a sustitutos, sino también otro núcleo materno más tolerante.

De acuerdo con los conceptos de Freud, el superyó hace su aparición en los individuos alrededor de los cinco años, cuando termina de elaborarse del complejo de Edipo y por lo tanto sería el heredero de este último. Las funciones del superyó son: la autoobservación, la conciencia moral, la censura onírica, la influencia principal en la represión y el enaltecimiento de los ideales. Sobre la base de los rasgos particulares que presenta el superyó, se puede clasificar en: Superyó heterónomo: provocando una conducta cambiante, encontrado más comúnmente en los sujetos que en su infancia fueron dirigidos por varios familiares. Superyó con identificación negativa: reflejo, con rasgos contrarios, de la personalidad de los padres. Punto de vista dinámico y económico: impulsos, instintos, energía psíquica.

DINÁMICA MENTAL
La parte no instintiva de la mente humana resulta comprensible como un derivado de la lucha en pro y en contra de la descarga, creada por influencia del mundo externo. Existe otro tipo de fuerzas, los triebe o impulsos, que son variables en su fin y en su objeto por acción de fuerzas derivadas del ambiente. La dinámica mental lleva a una homeostasis, que no implica una inamovilidad, sino un trabajo constante de las funciones vitales. La homeostasis se encuentra, en principio, en la raíz de toda conducta instintiva y las conductas "anti - homeostáticas" se explican como una complicación secundaria a fuerzas externas. Cuando las tendencias a la descarga y las tendencias inhibitorias son igualmente fuertes, no hay signos exteriores de actividad, pero se consume energía en una lucha interna oculta.

DEFINICIÓN DE LA NEUROSIS
En todos los síntomas neuróticos sucede algo que el paciente percibe como extraño e ininteligible. Todos los síntomas dan la impresión de algo que parece asaltar a la personalidad, partiendo de una fuente desconocida. Se distinguen las neurosis sintomáticas y las neurosis del carácter, aunque tienen a la base una característica en común: la manera normal y racional de manejar las exigencias del mundo externo e interno ha sido sustituida por algún fenómeno irracional, que parece extraño y no puede ser controlado voluntariamente. Todos los fenómenos neuróticos tiene por base insuficiencias del aparato normal de control; esta puede producirse de dos maneras: una de ellas es un aumento del flujo de los estímulos y la otra es el bloqueo o la disminución previa de la descarga, lo que produce un estancamiento de tensiones dentro del organismo, de manera que las excitaciones normales actúan de forma equivalente a las traumáticas. Estas dos formas no se excluyen mutuamente. Una neurosis traumática se explica como la inundación del organismo por cantidades de excitación que no alcanzan a ser controladas, pudiendo iniciar un bloqueo de la descarga.

Etapas del desarrollo por Sigmund Freud

ETAPA ORAL (0 a 2 años)


Se caracteriza por la obtención del placer por la zona de la boca. La satisfacción sexual se realiza en forma simultánea con la actividad autoconservadora, que es la que relaciona al niño con el mundo exterior (doble función enunciada por Freud). El instinto sexual se separa pronto del nutritivo y busca independientemente su satisfacción. La etapa oral ha sido dividida en dos fases: la primera, de succión (0 a 6 meses), cuya satisfacción está dada por el chupeteo.
En la segunda fase, sádico-oral o canibalística (6 meses a 2 años) la forma del placer cambia con la aparición de los dientes, sustituyendo el placer del chupeteo por el placer de masticar y devorar. Si bien en la primera fase oral el niño encuentra bastante satisfacción en su propio cuerpo, en la fase canibalística la actividad instintiva exige un objeto y de la relación psíquica con él.

Durante la etapa oral se hace evidente la ambivalencia; así, por ejemplo, en su segunda fase oral, simultáneo al deseo de devorar un objeto, existe el deseo de ser comido por éste, evidenciando el deseo de establecer una conexión más íntima con este objeto y destruirlo como un ente del mundo exterior. Su presencia ha llevado a Abraham a dividir la evolución libidinosa en: preambivalente (oral primaria); ambivalente propiamente tal (oral secundaria) y postambivalente (etapa genital). Si el individuo quedara fijado a la esfera de los deseos orales, mostrará en toda su conducta una gran resistencia a la adquisición y a la ganancia y un intenso deseo de ser mantenido por otros. Las tendencias sádico - orales se evidencian en personas que ruegan y solicitan demasiado, sin desprenderse del objeto. Formaciones reactivas son las alteraciones del comer y una exagerada escrupulosidad. La sublimación puede realizarse a través del canto, al afán de saber, estudio de idiomas, etc.

Relación energética entre el pezón y la boca del lactante
Es tanto o más importante que el estado morfológico o fisiológico del seno, el estado de la carga bioeléctrica del pezón como elemento perturbador, dentro de la relación temprana del niño con su madre. Cuando las madres rechazan conciente o inconscientemente a sus hijos, generarían cargas bioeléctricas en el pezón, llevando a sus hijos a trastornos alimentarios. Podría hacerse una clasificación de las causas capaces de provocar esta reacción: Causas reales, o secundarias a un conflicto emocional: lesiones en el pecho, sangramiento, etc. Angustia no vinculada al bebé: conflictos familiares, económicos, falta de descarga genital. Angustia vinculada directamente al bebé: culpa por el placer de la succión, odio conciente o inconsciente al niño, reactivación del sadismo oral de la madre. No siempre puede argumentarse un rechazo al pezón por carga negativa, también ese rechazo se puede producir por los mecanismos psíquicos internos del lactante. El niño vive el pecho bueno como el que lo satisface, pero desde el punto de vista de la carga energética habría que considerar como bueno el pecho que es introyectado debido a su carga positiva -vivida como amor- y no sólo aquel que gratifica nutricionalmente. La vivencia del pecho malo, además de corresponder a las proyecciones de las fantasías sádicas del niño, derivaría del pezón con carga negativa. En los casos en que la avidez y la necesidad fisiológica son tan intensas que inducen al niño a continuar succionando un pezón con carga negativa, se fortificarían los puntos de fijación para el grupo esquizofrénico.

ETAPA ANAL (2 a 3 años)
El píloro es la línea demarcatoria entre la región oral y la anal. Se admite que sus manifestaciones empiezan en el período comprendido entre los 6 y 12 meses y que alcanzan su mayor intensidad entre los 18 y los 24. Las manifestaciones características de esta etapa son: el placer en la defecación, al agrado por los excrementos y, al mismo tiempo, la tentativa de someter al control de la voluntad la actividad del esfínter.
Los excrementos son considerados en esta etapa como la primera producción creada personalmente y que puede brindarse al mundo exterior. En la fase anal primaria o explusiva, el niño obtiene el placer máximo en el pasaje de las materias fecales a través del ano, significando la destrucción de las mismas. En la fase anal secundaria o retentiva, el placer está determinado por la retención de las materias fecales (con contenidos eróticos y agresivos). Llega un momento en que el niño se ve privado del placer que éstos actos le deparan y debe trasladar su actividad a otros equivalentes socialmente aceptados, comenzando un proceso de sublimación, que lo llevará desde el placer del manipuleo de sus excrementos al apego por el dinero en la adultez, comenzando primeramente a rechazar el mal olor.

También en esta etapa se hace más aparente el masoquismo, que es una búsqueda instintiva del placer en el dolor físico o moral. La sexualidad anal es importante en la mujer, puesto que debe transferir la erogeneidad anal a la zona vaginal. Las fantasías sexuales de la etapa anal son: coito como intercambio de materias fecales, acto sexual en forma de lucha y fantasías de parto anal. Durante el predominio de la etapa anal, el yo se halla en un período mágico - animístico, hecho que debe tenerse en cuenta al estudiar la neurosis obsesiva. La libido anal se expresa por la defecación , flatos, masturbación anal, homosexualidad pasiva, etc. Dentro de las formaciones reactivas se cuentan la terquedad, la avaricia, orden, limpieza, etc. Las sublimaciones del período anal dan origen a las artes plásticas y a la pintura.

ETAPA FÁLICO - GENITAL (3 a 5 ó 6 años)
La excitabilidad de la zona genital existe desde el comienzo de la evolución, pero sólo cuando las etapas anteriores han sido superadas, los genitales llegan a adquirir una situación preponderante. Ferenczi denominó anfimixis a esta centralización de la descarga libidinosa en la zona genital. El pene adquiere para el niño un valor mágico. El descubrir que hay seres sin pene lo horroriza, pues llega a suponer que las niñas tuvieron pene alguna vez y lo perdieron como castigo por la masturbación. Este temor angustioso, conciente o inconsciente, a perder el falo, es denominado complejo de castración; simultáneamente con ésta, puede existir un deseo de perder los genitales como un acto expiatorio, lo cual permite distinguir una forma activa y otra pasiva del complejo de castración. La pérdida de un objeto o la herida más insignificante pueden adquirir para el inconsciente el significado de una verdadera castración, aunque ésta tenga un carácter meramente representativo. La fantasía sexual de esta etapa se refiere al acto sexual como intercambio de orina, además de las protofantasías de acecho del acto sexual parental, de seducción por una persona adulta y la fantasía de retorno al vientre materno. En este período la fantasía de que la mujer posee un pene igual al del hombre adquiere gran importancia, que podría movilizar a la homosexualidad.

Bisexualidad

Todas las particularidades del sexo masculino, cualesquiera que sean, se comprueban también en el sexo femenino. Freud enunció una hipótesis en la que sostiene que existe en todos los individuos una disposición bisexual originaria que, en el curso de la evolución, se ha ido orientando hacia la monosexualidad, pero conservando algunos restos del sexo opuesto; esta afirmación está corroborada por datos embriológicos, anatómicos, celulares, bioquímicos y de experiencias en vertebrados y mamíferos superiores. Plantea la homosexualidad basada en evidencias psicológicas, por las cuales, al hombre homosexual, la mujer en general se le ha convertido simbólicamente en una imagen incestuosa y cada acercamiento a ese objeto censurado moviliza la prohibición del superyó.


Complejo de Edipo
En la etapa fálica crecen las tendencias de tipo genital, para las que el niño debe encontrar un objeto, buscando entre quienes lo rodean. Su padre adquiere una nueva dimensión y el niño ve en él un representante poderoso del mundo exterior. En varios aspectos empieza a conducirse como un amante para su madre, contraponiéndolo con su padre, hacia el cual siente a la vez agresividad y admiración. La agresividad contra su padre la proyecta, y la imagen resultante comienza a ser peligrosa y tan agresiva como es la intensidad de la agresión que el mismo niño siente y proyecta sobre ese objeto. Frente a la situación edípica y la angustia que esta misma le produce, el niño, desea tener la fuerza y la potencia del padre, dirige su agresividad hacia los órganos genitales del progenitor y como contraparte, teme que se lesione o se le quite eso mismo a él. Al ocurrir esto, empieza el complejo de castración. La observación de los genitales femeninos rompe la incredulidad del niño, representándose la pérdida de su propio pene. Finalmente, opta por quitar del medio al padre malo, y en una regresión al plano oral, con el mecanismo de la introyección, logra satisfacer sus dos tendencias simultáneas: la de destrucción del padre malo, devorándolo mentalmente y la de incorporación del padre bueno, incorporando todo lo que ama en él. Mediante este proceso el sujeto soluciona el problema y al mismo tiempo fortifica su yo por la acción de un elemento censor que a su vez, aumenta las posibilidades de dominar sus pretensiones prohibidas, perpetuando la prohibición del incesto Las tendencias libidinosas correspondientes al complejo quedan en parte desexualizadas y sublimadas. Este proceso ha salvado, por una parte, los genitales, apartando de ellos la amenaza de castración, pero por otra, los ha paralizado, despojándolos de su función. Con él empieza el período de latencia que interrumpe la evolución sexual del niño.


Complejo de Electra
El clítoris de la niña se comporta al principio exactamente como un pene, pero cuando la sujeto tiene la ocasión de compararlo con el pene verdadero de un niño encuentra pequeño el suyo y siente este hecho como una desventaja y un motivo de inferioridad, cayendo en la envidia fálica. La niña no considera su falta de pene como un carácter sexual, sino que lo explica como un castigo a la masturbación, pudiendo derivar en tres fenómenos: la inhibición sexual o la neurosis, a la transformación del carácter en el sentido de un complejo de masculinidad o el advenimiento de la femineidad normal. La falta de pene provoca una reacción de odio hacia la madre, por el hecho de considerar que le ha privado de un pene. Tal situación moviliza en ella una regresión a la etapa anal retentiva, cargando de libido los representantes de los objetos a través del simbolismo de los excrementos, que estarían dedicados al padre y representarían un nuevo ser ofrecido a éste. Las sensaciones anales son desplazadas hacia la entrada de la vagina y la niña comienza a querer y apetecer genitalmente a su padre. Se despierta la ambivalencia contra la madre, que debe ser eliminada por medio de la identificación con ella, que refuerza la femineidad de la niña.

PERÍODO DE LATENCIA (5 a 12 años)
En este período el ello se aplaca, el yo se refuerza y el superyó heredero del complejo de Edipo, actúa con más severidad. En realidad no existe un período de latencia absoluta, pues ésta se ve interrumpida esporádicamente por excitaciones. La libido pierde su carácter objetivo genital inmediato, para dirigirse especialmente a perfeccionar las cualidades de sublimación del sujeto, ya que las energías instintivas de los impulsos sexuales son aprovechadas durante esta época para la estructuración del yo. Durante el período de latencia se perfeccionan y organizan las estructuras que se han planteado básicamente los años anteriores y su buena realización depende fundamentalmente de la armonía psicosexual entre los progenitores. Freud sostenía que era un fenómeno biológico, pero Reich afirma que es un proceso sustentado como consecuencia del ambiente.

PUBERTAD (desde los 11 a 13 años)

En este período surgen grandes cantidades de excitación sexual, pero inconscientemente, con los mismos objetos de la infancia, por lo que continuaría la barrera contra el incesto. la duración de la pubertad puede variar, citándose casos en que a los 25 todavía no ha sido todavía superada. El aumento de exigencias instintivas produce en el individuo, como efecto indirecto, la intensificación de los esfuerzos defensivos que persiguen el dominio de los instintos reactivados; los mecanismos del yo pueden exagerarse hasta el grado de promover una deformación morbosa del carácter, por medio de la intelectualización y el ascetismo. En el adolescente siempre se puede advertir un antagonismo frente a los instintos, cuya magnitud sobrepasa en mucho a la habitual represión instintiva de la vida normal; los adolescentes parecen temer más la cantidad que la calidad de los instintos. Durante este período desconfían de una manera general del goce o placer en sí y el sistema más seguro consiste únicamente en oponer al incremento y apremio de sus pulsiones las prohibiciones más estrictas, aunque también es corriente que se entregue súbitamente a todo antes consideraba prohibido. En particular los adolescentes que Bernfeld denomina de pubertad prolongada, exhiben un insaciable deseo de meditar y platicar sobre temas abstractos, aunque se descubre que esa elevada capacidad intelectual tiene poca o ninguna relación con su conducta. Dada la omnipresencia de los peligros, el yo debe valerse de cuantos medios conoce para dominarlos: la reflexión sobre el conflicto instintivo, su intelectualización , parece ser un medio conveniente. En el adolescente se presenta una especie de culto al héroe, lo que le permite preservar a la persona buena, teniendo la ocasión de satisfacer su odio en el ser que según su juicio, lo merezca. Durante este período, los adolescentes tienden a separarse de sus padres, debido a que sus deseos sexuales y conflictos en relación con aquellos se ha reactivado.

Metodo interpretacion de los sueños

Método de interpretación: la asociación libre

A) Como se interpretan los sueños:

La interpretación de los sueños se concibe a menudo como el reverso del trabajo del sueño. El trabajo del sueño como se apuntó consistía en la actividad de la censura sobre el contenido latente del mismo y su revisión secundaria. Interpretar el sueño consiste en desplegar mediante la asociación libre el contenido latente, la expresión del deseo inconsciente a partir del contenido manifiesto del relato y recuerdo del sueño.

1º Paso : Consiste en tener, obviamente un sueño, recordarlo o registrarlo lo mas fielmente posible, teniendo en cuenta la censura/resistencia consciente e inconsciente que conlleva esa tarea. Hay que intentar no hacer ningún esfuerzo por adornarlo ni censurarlo.

2º Paso: Si se desea hacer una interpretación del sueño a nivel por parte del terapeuta, este debe tener un conocimiento de la persona del soñador y su problemática, así como de las personas y lugares a los que el sueño hace alusión. De esta manera el sueño queda contextualizado y remitido a la vida del soñador. A esta labor se le llama de preparación o preambulo.

3º Paso: Es el punto mas innovador del método freudiano de la interpretación de los sueños. Consiste en segmentar el material del sueño siguiendo una regla mas o menos razonable (por ejemplo, frase por frase) y se practica la asociación libre por cada segmento. La asociación libre es la regla básica del trabajo psicoanalítico y consiste en instruir al paciente en que diga absolutamente todo lo que se le viniera a la cabeza sin autocensura; aunque como sabemos antes o después aparecerá la censura y la resistencia, con lo que posiblemente habrá que trabajarla también en el proceso psicoanalítico.
Una vez que se ha comenzado a asociar libremente o a escribir automáticamente o grabar en cassete los propios sueños, y parece que hemos llegado a un punto en que no se nos ocurre mas asociaciones a nosotros o al paciente, pasamos a asociar con la siguiente frase, y así hasta el final de las frases en que hemos descompuesto el sueño.
Lagache (1986) afirma que el método de fragmentación de los sueños no se utiliza actualmente, y el analista se limita a provocar asociaciones de ideas de ciertos puntos del sueño que le parecen importante. En general se trata de captar el sentido del sueño en el contexto del proceso analítico general y las asociaciones sobre la vida diaria, el estado corporal, el pasado y la infancia. La interpretación de un sueño queda subordinada a la evolución del análisis. Con estas indicaciones quedan desalentadas la interpretaciones de los propios sueños fuera del contexto psicoanalítico; al menos mientras hablemos de psicoanálsis propiamente dicho.

B) El empleo de la interpretación de los sueños en el psicoanálisis:
Freud en su escrito "El empleo de la interpretación de los sueños en psicoanálisis" de 1912 expone una guía de como se ha de utilizar la interpretación de los sueños en el psicoanálisis:

En el psicoanálisis de un paciente el terapeuta nunca debe anteponer su interés en la interpretación de los sueños sobre el conocimiento de los problemas, conflictos y resistencias del paciente. esto quiere decir que solo trabajará con los sueños, cuando estos sean expuestos por el paciente, y no solicitandolos a este; y además teniendo en cuenta el papel que juegan estos en la misma relación terapéutica. El terapeuta debe contentarse con la interpretación hecha en una sola sesión, sin preocuparse si tal interpretación fue completa y ajustada, y la dejará en suspenso hasta que el paciente no produzca nada en su labor general de las asociaciones libres de la terapia psicoanalítica. Si aparecen nuevos sueños, nos ocuparemos de ellos, aunque tengamos que abandonar los anteriores.
Estos son al menos los planteamientos dentro de un psicoanálisis freudiano.
Sin embargo el mismo Freud a lo largo de su obra es contradictorio en esto, y se permitió el analizar sueños por correspondencia de personas que se lo enviaban, sin mas detalles de sus vidas, como aparece reconocido en su misma obra de Introducción al psicoanálisis. La conclusión es que con cierta formación psicoanalítica es posible analizar interpretar los sueños; aunque desde luego no alcance la calidad propia del proceso psicoanalítico.

Los sueños por Sigmund Freud

La teoría de los sueños como realización de deseos:



Desde su juventud, Sigmund Freud, había tenido atracción por sus propios sueños; una de sus costumbres era anotar la mayoría de sus sueños personales. De hecho, la redacción de su libro La interpretación de los sueños, se fundamenta mayoritariamente en el análisis de sus propios sueños, coincidiendo con los dos primeros años de su autoanálisis personal (1897 y 1898), aunque esta obra fue publicada en 1900.

El problema de los sueños se le planteó cuando trabajaba con la curación de las neurosis mediante el método de la asociación libre, donde les pedia a los enfermos que expresaran libremente el contenido de sus actos mentales. Estos, le explicaban sus sueños con bastante frecuencia en el curso de estas asociaciones.

De este modo, Freud se encontró con el material de sus propios sueños y el de sus pacientes neuróticos. En un principio escribía sus sueños y se los enviaba a su amigo Fliess, médico otorrinoralingólogo interesado en el psicoanálisis. En esta época, Freud, tenia interés en demostrar al mundo científico que los sueños tenían sentido, que era una formación del inconsciente y que tienen que ver con el deseo.
El método de la asociación libre llevaba implícito que el paciente hablara de sus sueños, respetando Freud el camino que le indicaban las asociaciones. El sueño tomó paulatinamente la misma importancia que los síntomas neuróticos al ser también una formación del inconsciente. A partir del contenido manifiesto del sueño (lo inicialmente recordado, el relato del propio sueño), los pacientes asociaban sobre el material que al principio ignoraban (el contenido latente inconsciente) y que poco a poco se iva haciendo más importante al estar relacionado con el inconsciente, pasando el contenido manifiesto a ser solo una fachada aparente. Con este procedimiento, Freud descubre e inventa lo que llamó la "vía regia del psicoanálisis", ya que llevaba al deseo inconsciente latente u oculto; siendo el sueño la realización de este deseo.

Los restos diurnos de las experiencias tenidas por el sujeto en el día antes de dormir servirán de material para la construcción inconsciente del sueño, tomado este su forma de material manifiesto a través de su recuerdo. Sin embargo, el contenido manifiesto llega a nuestra conciencia de manera deformada y disfrazada; está censurado, de modo que se presenta como una manifestación disfrazada de un deseo inconsciente.
El mecanismo anterior ocurre por el conflicto entre el deseo inconsciente que impulsa y demanda por ser reconocido por el sujeto, y una instancia represora, al servicio de la norma interiorizada, que impone su deseo de callarse.

Mediante ciertos mecanismos, como el desplazamiento, el deseo inconsciente pasa a ser representado de manera sucesiva en diferentes imágenes del sueño, además de poderse condensar juntando o uniendo varias imágenes, siendo de este modo ocultada a la conciencia. De otro lado, el método de interpretación de los sueños rehuye la interpretación universal de los símbolos, ya que cada sueño remite a los significados personales inconscientes de un deseo; deseo que solo puede descifrar el propio sujeto con la ayuda del despliegue de su cadena asociativa desde su contenido manifiesto a su contenido latente e inconsciente. Sin embargo, Freud llegó a admitir que en determinados casos se podía utilizar el desciframiento universal de los símbolos, pero solo como método secundario a la asociación libre.


Contenido y tipos de sueños

Contenido manifiesto e ideas latentes del sueño:

El sueño relatado o recordado subjetivamente carece de autenticidad, ya que es sustituto de algo ignorado para el propio sujeto que tiene el sueño. Esto ocurre porque esa parte tiene un carácter inconsciente para la conciencia del sujeto. El sueño en su totalidad es una sustitución deformada de un suceso inconsciente cuyo descubrimiento corresponde a la interpretación de los sueños.
Para el análisis de un sueño es importante tener en cuenta que el aspecto exterior del sueño, su relato y presentación por el paciente o para nosotros mismos, por muy extraño o inusual que nos parezca, no debe preocuparnos para nada. Nuestra labor como terapeutas se reduce a despertar, mediante la asociación libre, las representaciones sustitutivas alrededor de cada elemento del sueño, sin reflexionar sobre ellas o preocuparnos si se alejan o no de ese elemento del sueño. Se debe esperar a que la parte inconsciente surja espontáneamente. Mediante la asociación libre se le indica al sujeto que no evite comunicarnos cualquier idea o recuerdo, por insignificante o absurda o repugnante que le parezca, que le suscita ese elemento de su propio sueño. El papel protagonista de la interpretación del sueño, recae sobre el propio soñador, indicandole el terapeuta el método a seguir para acceder a la parte inconsciente del mismo.

Sin embargo, el sujeto o nosotros mismos al evocar nuestras asociaciones respecto a los sueños tenderemos a desviarnos de la regla de la asociación libre y a admitir, rechazar o seleccionar ciertas interpretaciones como mas atractivas que otras. De este modo toda interpretación se realiza contra cierto grado de resistencia que impone la propia mente consciente e inconscientemente a este trabajo.

De esta manera el contenido manifiesto del sueño es la forma que el sueño adopta ante nosotros en su secuencia de imágenes y relato, y el contenido latente del sueño a aquello que permanece oculto por su carácter inconsciente y que el terapeuta tratará de descubrir mediante el análisis de las asociaciones libres que surgen en el sujeto a propósito de su sueño.

Los sueños infantiles:
El contenido manifiesto del sueño suele ser una representación distorsionada del contenido latente del mismo, debido a la intervención de distintos mecanismos que tienen lugar en la mente del sujeto y que se oponen a la expresión directa de los deseos inconsciente, en particular los mecanismos de represión o censura.

Sin embargo, Freud reconoce que en los niños pequeños (menores de cinco años) suelen presentarse los sueños como realizaciones de deseos de manera directa o al menos con menor distorsión defensiva. En el caso de niños pequeños no suele ser necesario el uso de la interpretación mediante la asociación libre; y es mejor preguntarle al propio niño o a los adultos significativos por sucesos transcurridos en el día anterior del sueño, relacionandose esto con la reacción de la mente inconsciente del niño a este suceso .
Por ejemplo, Freud, relata el sueño de un niño de veintidós meses es encargado de ofrecer a un tío u cestillo de cerezas, muy a disgusto, a pesar de las promesas de que podrá, en recompensa, probar la fruta ofrecida. Al día siguiente cuenta de que se comía todas las cerezas.

Otra niña de tres años había hecho durante el día su primera travesía en barco a un lago, que debió de parecerle corta, pues al desembarcar rompió en llantos. A la mañana siguiente contó que por la noche había soñado que navegó por el lago largo rato, sin que nadie le interrumpiera.
Esto hace pensar que los sueños infantiles tiene un sentido, y que en ellos el contenido manifiesto y latente parecen mas similares que en los adultos. El sueño infantil es una reacción a un suceso del día anterior que deja tras de sí un deseo insatisfecho, y que trae consigo la realización directa y no disfrazada de ese deseo.

A partir de los sueños infantiles, Freud concluye que el sueño es el guardián del reposo, en el sentido de que instauran la realización de un deseo que excitó al sujeto en el estado de vigilia. Esa realización fantaseada y alucinatoria, permite al sujeto protegerle de la excitación y proseguir el descanso y reposo del dormir, al permitirle al menos una satisfacción "alucinada" de su deseo.

En todos los demás sueños, de niños mayores y de los adultos, la deformación del contenido manifiesto del sueño, tal como se nos aparece en su secuencia y relato constituye una deformación defensiva de los deseos inconscientes, de su contenido latente. En los adultos mediante la asociación libre se revela los deseos inconscientes que habían permanecidos ocultos y censurados.

La censura del sueño y el trabajo del sueño:
Como ha quedado expuesto, salvo en los casos de los niños pequeños, el contenido manifiesto de los sueños aparece deformado respecto a su verdadera intención del deseo inconsciente latente.
¨Por qué ocurre esta deformación del sueño?. Esta deformación es la que hace al sueño extraño e incomprensible al propio sujeto, y la que participa en la propia resistencia consciente e inconsciente al reconocimiento del deseo inconsciente que lo sustenta. La censura del sueño es la responsable de tal resultado. La censura se levanta contra el deseo inconsciente.

Los deseos expresados en los sueños, al igual que los relacionados con los síntomas neuróticos, tienen un aspecto central de naturaleza sexual y se suelen relacionar con deseos eróticos vividos en la infancia o relacionados asociativamente con ellos. La sexualidad infantil, se constituye así en el motor de todo sueño. Los deseos incestuosos que se producen en la infancia (complejo de Edipo) suelen estar relacionados con estos deseos ocultos en el sueño.
La censura representa la instancia moral del sujeto, lo que a su conciencia le parece reprensible, indecente o repugnante. La búsqueda del placer o deseo sexual es rechazada conscientemente mediante diversos mecanismos inconscientes del propio yo del sujeto que se expresan en el mismo sueño, aunque de manera mas débil que en el estado de vigilia. Estos mecanismos de defensa contra el deseo, y la forma disfrazada en que se expresa ese deseo, son los que producen la particular forma de cada sueño personal. El contenido manifiesto de los sueños adopta una expresión similar a los síntomas, como formación de compromiso, al reunir por una parte la expresión disfrazada de los propios deseos inconscientes y la censura o represión del mismo deseo.
Freud adopta varias formas que se agrupan en varias categorías :

C.1.Omisión-atenuación: Simplemente se elimina el material problemático. Partes del sueño y su cadena asociativa es eliminado conscientemente; lo mismo que un censor elimina las escenas sexuales de una película que considera provocativa.

C.2.Modificaciones como las insinuaciones, alusiones y elipsis: Se refiere a mecanismos que son básicamente variantes de la atenuación. En los sueños pueden aparecer alusiones al propio terapeuta como por ejemplo un sueño donde el sujeto dice que aparece un hombre que está detrás de él, que no parece prestarle atención pero que en realidad le está observando atentamente. En el psicoanálisis clásico el terapeuta se sienta detrás del paciente, fuera de su campo de visión, mientras este está recostado en el diván. Otro ejemplos, relacionados con la vida cotidiana aparecen por ejemplo en la publicidad cuando en letra pequeña aparece un texto debajo del anuncio, como por ejemplo la advertencia del peligro de fumar para la salud. En el sueño los detalle minimizados pueden contener un significado muy relevante de tipo inconsciente, que pueden pasar desapercibidos.

C.3.Desplazamiento del acento: Esta técnica de censura consiste en desplazar el énfasis de lo crucial a lo trivial y viceversa. Lo importante es desplazado por lo no importante o al contrario. Algo que inconscientemente de manera latente es importante aparece como insignificante en el contenido manifiesto del sueño.

C.4.La simbolización: Los elementos del contenido latente se expresan de manera no directa sino simbólica en el contenido manifiesto del sueño. Los símbolos oníricos suelen parecerse físicamente y funcionalmente al objeto que simboliza. De esta manera el pene suele estar representado por objetos alargados, que penetran o se elevan; y la vagina y senos ,por objetos con cavidades, redondeados, frondosos, etc. De todas maneras los símbolos solo se han de tomar de equivalente al objeto sustituido con cierta prudencia, y solo de manera secundaria a la asociación libre.

C.5.Dramatización: Se refiere a la representación plástica de una palabra, de modo que el sueño no se suele representar en el lenguaje de las abstracciones verbales sino en imágenes sensomotoras concretas como paisajes, escenarios, sonidos, olores, sensaciones corporales y acciones. Los sueños, de manera parecida a las experiencias psicóticas suelen ser alucinatorios. El proceso primario inconsciente, en el sueño está más libre (como en la psicosis) y eso se traduce en un funcionamiento mas imaginativo y menos verbal.

C.6.La condensación y el desplazamiento: La condensación implica la comprensión de varias ideas u objetos en uno. Ejemplos de esto están en la mitología, donde el centauro fusiona al hombre y al caballo, o en le minotauro que fusiona al toro y al hombre. El mecanismo de desplazamiento consiste en trasladar las características de un objeto a otro. Por ejemplo, un sujeto relata que en su sueño su hermano mayor tenia un bigote como Hitler. Esto puede referirse no solamente al desplazamiento del bigote de Hitler a la cara del hermano, y por lo tanto una condensación entre Hitler y su hermano, sino que abre la posibilidad de estar atentos al posible mensaje latente e inconsciente de que su hermano le despierten sentimientos similares a los de Hitler.

C.7.El trabajo o elaboración del sueño : En los sueños hay un aspecto que se relaciona con la satisfacción de un deseo y por otro lado la presentación del mismo en su vertiente manifiesta como una defensa frente a ese deseo inconsciente. El trabajo del sueño consiste en pasar el deseo inconsciente y latente a contenido manifiesto mediante las operaciones señaladas de representación plástica de palabras, simbolización primitiva y condensación. Mas tarde Freud, al elaborar su teoría llego a decir que en realidad se produce un no trabajo del sueño, al referirse a que el yo del sujeto participa muy poco en el funcionamiento del ello en el sueño, de modo que en este es el proceso primario es primordial y los procesos defensivos, aunque presentes, se encuentran debilitados. Por ello habría un relativo no-trabajo del yo.

La articulación de las anteriores operaciones de la censura psicológica mediante las que el contenido latente inconsciente (deseo) subyacente es transformado en el contenido manifiesto del sueño (relato, recuerdo o vivencia inmediata del sueño) es lo que constituye para Freud el llamado trabajo o elaboración del sueño. El trabajo del sueño transforma el contenido latente en el contenido manifiesto, mientras que la interpretación transforma el contenido manifiesto en el contenido latente, haciendo accesible al sujeto, mediante la asociación libre, su deseo inconsciente.

D) Realizaciones de deseos: En sentido estricto, todos los sueños son sueños infantiles, en cuanto transforman un deseo en un suceso fantaseado o alucinatorio que produce una satisfacción. En los adultos intervienen con mas fuerza los mecanismos de deformación y distorsión expuestos.
Una de las críticas a esta formulación es que muchos sueños conllevan un displacer y angustia considerable, lo que parece opuesto a la satisfacción de un deseo. Freud, responde a esta objeción planteando que en estos casos la realización del deseo no es evidente, y solo aparece cuando estos sueños son interpretados. La presencia de angustia en los sueños es explicada por la participación de la censura inconsciente que se opone a la realización del deseo. Cuanto mas fuerte es la censura en el sueño, mas angustiosos aparece este, como en el caso de las pesadillas.

Sin embargo en su contenido latente, siempre se relaciona con la realización de un deseo; deseo que ha sido transformado por la acción del trabajo del sueño en el contenido manifiesto y su forma particular.
Un concepto que introduce Freud en la interpretación de los sueños es el de "restos diurnos", para referirse a una parte del contenido latente que se relaciona con acontecimientos de la vida del sujeto, al igual que en los niños ocurrían cosas que le frustraban, de modo que esas insatisfacciones estimulan al deseo inconsciente a la base del sueño.
Esas insatisfacciones actuales de la vida del sujeto se incorporan al sueño estimulando el deseo inconsciente de tipo infantil. Otras veces, el deseo infantil es el que hace que el sujeto, inconscientemente seleccione los acontecimientos de su vida que incorporará a su sueño.

E) El simbolismo en el sueño:
Aunque Freud, inicialmente, y aún hoy en día muchos psicoanalistas se oponen a la interpretación universal de una correspondencia automática entre los símbolos del contenido manifiesto del sueño y su significado latente; el mismo llegó a admitir tal correspondencia en determinados casos; pero siempre combinandola y postergandola al método de la asociación libre. La influencia de las investigaciones antropológicas, y quizás la propia influencia de sus discípulos iniciales (p.e Jung) le llevaron a esta solución de compromiso. Lo llamativo es que hoy en día muchos psicoanalistas que pretenden un fiel retorno a Freud, rechazan esta actitud freudiana, y niegan el papel de los símbolos universales en determinados casos.
De hecho, Freud, llegó a la conclusión de que en determinados casos hay sueños prototípicos que pueden interpretarse por su correspondencia simbólica; pero solo cuando el sujeto del sueño es incapaz de asociar libremente sobre el contenido del mismo. Es decir el simbolismo aparece como un método auxiliar a la asociación libre, cuando esta se ve dificultada.
En esta línea, Freud expone una serie de correspondencia de símbolos y órganos sexuales; como por ejemplo los objetos del contenido manifiesto alargados, que perforan o que se elevan y los órganos sexuales masculinos o la actividad sexual masculina; o la relación entre los objetos con cavidad y salientes con los órganos sexuales femeninos.

F) Aspectos problemáticos de la teoría psicoanalítica de los sueños y respuesta de Freud a estos problemas:

Uno de los puntos que Freud sostuvo de manera mas persistente, a pesar de las numerosas críticas, es que los sueños son realizaciones de deseos. En el mundo alucinatorio de la fantasía onírica satisfacemos lo que no podemos en la realidad.
A los problemas de los sueños desagradables, las pesadillas, etc; que parecen contradecir la realización de un deseo, Freud argumenta que a nivel manifiesto presentan estos rasgos angustiosos, pero que teniendo en cuenta de que no hay que confundirlo con el contenido latente del deseo inconsciente, estos han sufrido esas transformaciones. Cuando el sujeto ha experimentado un intenso deseo latente que ha sido censurado por los mecanismos de trabajo del sueño, y no ha sido suficiente su represión o transformación se han añadido una fuerte ansiedad que refleja por un lado la fuerza del deseo y por otro la de la censura, que puede llegar a despertarlo como reacción defensiva.
Los sueños, al igual que los síntomas, son formaciones de compromiso. El yo al percibir el peligro del deseo del ello inconsciente, responde con angustia, y esta angustia sirve como señal para movilizar los recursos defensivos, que pueden llegar a despertar al sujeto bruscamente.
Otro problema importante son los casos de sueños de compulsión a la repetición, como los que se observan tras sucesos trágicos y traumáticos como accidentes, neurosis de guerras y otros traumas. Estos sueños presentan una noche tras otra fragmentos angustiosos de la experiencia traumática.

Por primera vez, Freud (1920) llegó a admitir una excepción a la realización de deseos, e introduce el principio de compulsión a la repetición . Hay que tener en cuenta de que Freud, fue modificando su teoría progresivamente a lo largo del tiempo. El, sin embargo considera este caso como una excepción a la que trata de quitar importancia. De hecho, posteriormente propuso que los sueños mas que una realización de deseos son un intento de realización de deseos. Las pesadillas de las neurosis de guerra por lo tanto eran fallos en el intento de satisfacer el deseo de controlar la realidad abrumadora desagradable.