La personalidad por enfoque psicoanalista


El psicoanálisis concibe la vida psíquica cono evolución incesante de fuerzas elementales, con un concepto dinámico del psiquismo. 1 Punto de vista topográfico: inconsciente, preconsciente, conciente.

EL SISTEMA INCONSCIENTE

Su conocimiento sólo puede darse de un modo indirecto, mediante los datos que suministran los sueños, los actos fallidos, los test proyectivos y sobretodo, la historia de síntomas neuróticos y psicóticos.

El inconsciente, para el psicoanálisis, es psíquicamente positivo, en constante evolución y cargado de energía psíquica. La existencia del inconsciente se puede establecer por el contenido y modo de actuar. Dentro de los contenidos se pueden encontrar los equivalentes instintivos y las representaciones de hechos, objetos y de órganos. Se entiende por equivalente instintivo la manifestación psíquica externa de un instinto que se expresa por modificaciones motoras y secretorias que se viven como emociones. El modo de actuar del inconsciente se denomina proceso primario, por ser la primera forma de actuación, la más primitiva del psiquismo.

Características del inconsciente
Ausencia de cronología: el inconsciente no reconoce pasado ni futuro, tan sólo el presente. Ausencia del concepto de contradicción: no pone reparo a la existencia de sucesos antitéticos. Tampoco sabe decir que no y cuando necesita dar una negativa, debe enunciarla recurriendo a otros elementos. Lenguaje simbólico: cuando el inconsciente tiene que decir, lo expresa en forma de símbolos. Igualdad de valores para la realidad interna y la externa o supremacía de la primera. Predominio del principio del placer: no soporta el displacer. Dentro del sistema inconsciente es necesario tener en cuenta una porción que se halla integrada por elementos que si llegaran a ser concientes presentarían notables diferencias con los demás, constituyendo el inconsciente reprimido. Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero no forma por sí solo todo el contenido de este sistema. El ello en su totalidad y parte del yo y del superyó se encuentran dentro del sistema inconsciente.

EL SISTEMA PRECONSCIENTE

Su contenido está integrado, en parte, por elementos procedentes del inconsciente en paso hacia el conciente y también del conciente hacia el inconsciente, adoptando la forma de material preconsciente. Existen además impresiones del mundo exterior, radicadas como representaciones fonéticas o verbales. El preconsciente tiene leyes propias que constituyen el proceso secundario que comprende: La elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones. El hallazgo de una correlación lógica. La repleción de lagunas existentes entre ideas aisladas. La introducción del factor causal.


EL SISTEMA CONSCIENTE

El conciente es un órgano de percepción situado en el límite de lo interno y lo externo. En el sujeto despierto, la más sensible sería la superficie externa del conciente, mientras que durante el sueño esta superficie sería menos permeable a los estímulos externos, aumentando en cambio la sensibilidad de la superficie interna. Para que un acto psíquico llegue a ser conciente, es necesario que recorra todos los peldaños del sistema psíquico. El hombre no reacciona siempre a todo estímulo y el sistema conciente de la impresión de contar con un detector o amortiguador de estímulos, que amortigua los potenciales energéticos que llegan a él. Su localización topográfica correspondería hipotéticamente a la corteza cerebral. 2 Punto de vista estructural: ello, yo (mecanismos de defensa), superyó.

EL ELLO
El ello está integrado por la totalidad de los impulsos instintivos, tiene íntimas conexiones con lo biológico. Todo lo que desarrolla está sometido al proceso primario y por ello, se rige por el principio del placer. Todas las porciones del ello son inconscientes y una gran porción del mismo está constituida por elementos arcaicos de origen onto y filogenético. Instinto: excitante interno continuo que produce, cuando es contestado en forma adecuada, un goce específico. El impulso instintivo trata de alcanzar su fin sin tomar en cuenta los medios, mientras que el instinto estaría dado por una movilización, de modo que el organismo debe valerse de medios adecuados para lograr su fin. Existen dos instintos primarios: Eros y Tanatos. El primero tendería a la reunión, integración, fusión, conservación y creación de nuevas vidas; el otro, motiva al envejecimiento y a la muerte, su finalidad es la destrucción, la desintegración y el aniquilamiento y se pone de manifiesto bajo la forma de sadismo. Freud especuló la idea de que lo único que hacen los instintos de vida, por la forma que actúan, es evitar la muerte accidental y que el instinto de muerte se encuentra en todos los seres. Lo que diferencia un estímulo biológico o instinto de un estímulo exterior es que resulta imposible huir de los primeros, cuya fuente está en nosotros mismos. Los instintos tienen características que le son propias y distintivas: Fuente de origen: el proceso energético, fisicoquímico que se desarrolla en un órgano somático, cuyo estímulo es representado en lo psíquico por un equivalente instintivo. Parece ser un proceso complejo, puramente energético. Intensidad o impulso dinámico: la magnitud de los obstáculos que es capaz de superar para lograr su satisfacción. Su factor motor. Objeto: pertenece al mundo exterior (persona o cosa), por la cual y con la cual el instinto alcanza su satisfacción al suprimir la excitación o estado de necesidad. Es lo más variable del instinto. Fin: restablecer un estado en el cual deja de subsistir una determinada tensión instintiva. Libido: intensidad de la energía dinámica del instinto sexual, su elemento cualitativo. Todo ser humano dispone de una cantidad determinada de libido, que podrá ser afectada por la acción de diversos factores que pueden ser divididos en intrapsíquicos (sueños y fantasías -concientes e inconscientes) y extrapsíquicos (características del objeto detectadas a través de los sentidos, factores somáticos -estados hormonales y físicos-, farmacológicos -excitantes o depresores- y factores telúricos -estaciones del año y composición atmosférica-). Existen varios instintos sexuales a los que se les denomina instintos parciales (exhibicionismo, deseo de ver, orales, anales, fálicos y sádicos) que actúan al principio independientemente unos de otros, pero que luego de un tiempo evolucionan hasta quedar reunido en una síntesis más o menos completa que, en el adulto normal, debería estar organizada en torno a la satisfacción genital (para el psicoanálisis todo lo genital es sexual, pero no todo lo sexual es genital, sino la función de obtener placer)

EL YO
Para Freud, el yo no es más que una parte del ello modificado por el impacto o la interacción de las pulsiones internas y de los estímulos externos. El yo se encuentra ubicado entre el mundo interno y el externo, en una posición tal que se comporta como receptor de los impulsos que le llegan desde ambos campos. Una parte del yo es conciente, otra es preconciente y otra es inconsciente. El principal papel del yo es coordinar funciones e impulsos internos y tratar que los mismos puedan expresarse en el mundo exterior sin conflictos. El yo tiene una estructura específicamente motora. El yo ideal lo es para el ello, porque hace lo que éste quiere, el ideal del yo, en cambio, es una imagen externa idealizada, un objeto real modificado por lo que se llama "de idealización" y al cual el yo toma como modelo y meta de su estructura.


Desarrollo del yo
En el proceso de fascinación (Bernfeld) el yo reproduce las primeras percepciones y luego lo hace con todo estímulo que le llega. La imitación de lo percibido y la introyección oral forman el fundamento de lo que constituye la identificación primaria, primera forma de amor hacia un objeto y primera reacción motora ante estímulos exteriores. El yo primario de los períodos evolutivos iniciales es netamente placentero, porque introyecta lo que es agradable y proyecta fuera de él lo que es desagradable, rigiéndose por el principio del placer. En las primeras etapas de la vida, el yo es estructuralmente débil pero se cree omnipotente por tener en sí mismo una parte del mundo exterior, que ha introyectado por vía oral (no tiene criterio de realidad y no conoce sus debilidades); de esta manera, tiene impulsos de actuación mágica y de omnipotencia, que nacen en el ello y aparecen como tales en el yo.

De acuerdo con un trabajo de Ferenczi, se considera que el yo pasa, en el curso de su evolución, por cuatro fases de magia y omnipotencia, que son las siguientes: Fase de omnipotencia incondicional: que correspondería a la del estado fetal. Fase de las alucinaciones mágicas: donde todo impulso es inmediatamente satisfecho por medio de alucinaciones. Fase de omnipotencia con auxilio de gestos mágicos: la reacción del niño frente a un necesidad corporal se acompaña generalmente por movimientos de brazos y piernas. Gran parte de los síntomas histéricos pueden ser considerados como recompensados por medio de tales artificios. Fase de superioridad del pensamiento: parece iniciarse conjuntamente con el lenguaje, fase inaccesible a los niños pequeños y los psicóticos. Estas fases mágicas del yo desaparecen casi por completo cuando son sustituidas por el sentido de la realidad. Percibir, adaptarse a la realidad y actuar son las funciones más elevadas del yo, pero todo hombre en algún momento puede tener un pensamiento mágico.

Funciones del yo
El yo tiene dos funciones muy importantes, que son. Examen y sentido de la realidad: el yo tiene la llave de la motilidad, que le permite al mismo tiempo comprobar la existencia real de los objetos. Se vale de dos recursos: el examen de la realidad por medio de la actividad motriz y el sentido de la realidad, en el que ya no hay necesidad de motor y mediante la cual se sabe si el objeto está realmente allí. En el hombre medio normal, el yo perceptor y el yo enjuiciador se desenvuelven paralelamente, ya que sus actuaciones son armónicas, dentro de los límites variables de cada individuo.

Función sintética o de homeostasis: consiste en recibir el impulso, diferenciar de dónde llega, luego realizar un proceso de síntesis entre los distintos elementos que llegar del ello, tratando que una cantidad determinada de energía pueda descargarse en un sólo movimiento, si esta satisfacción no provocara una reacción del superyó. En suma, la función homeostática del yo se realiza, según Alexander, por medio de cuatro funciones: La percepción interna de las necesidades instintivas, La percepción de las condiciones externas existentes de las que depende la gratificación, La facultad integrativa que permite al yo coordinar los impulsos e instintos entre sí y luego con la censura del superyó y La facultad ejecutiva, por la cual controla la conducta voluntaria.

Mecanismos de defensa del yo contra peligros extrapsíquicos
Negación en actos y palabras Negación en la fantasía:
el sujeto modifica en la fantasía, una situación real desagradable, transformándola en otra que le resulte más placentera. Limitación del yo: abandono por parte del yo de una actividad cuyo ejercicio le produce displacer por un motivo cualquiera. Identificación con el agresor temido: específicamente con el objeto temido o con su agresión, que puede darse frente a un acontecimiento pasado o a uno futuro.


Según Anna Freud, el representar el papel del agresor, asumiendo sus actitudes y atributos, o imitando sus agresiones, el sujeto simultáneamente se transforma, de persona amenazada y pasiva, en la que amenaza y es activa. Renuncia altruista: el sujeto usa su energía participando en el destino de sus semejantes, en lugar de experimentar la vida en sí mismo, vive la vida de los demás. Por medio de este mecanismo se logra dominar la mortificación narcisista.

EL SUPERYÓ

El superyó es el resultado de la incorporación dentro del yo de los mandatos prohibitivos de sus padres, es decir, la internalización de la compulsión externa. En sus primeros estados el superyó pertenece al yo, pero gradualmente se va diferenciando de éste, sin que el sujeto normal lo perciba como un elemento definido. Representa todas las restricciones morales y todos los impulsos hacia la perfección. En el Edipo, el primer mecanismo de defensa al que el niño recurre es el de regresión, en el plano oral, y a la introyección e identificación posterior con ese objeto del mundo exterior. Con la incorporación del padre en el yo, el niño introyecta la actitud "mala" de éste para conservar en el mundo real al padre "bueno". En la constitución del superyó no sólo interviene un núcleo severo que corresponde, en general, al padre o a sustitutos, sino también otro núcleo materno más tolerante.

De acuerdo con los conceptos de Freud, el superyó hace su aparición en los individuos alrededor de los cinco años, cuando termina de elaborarse del complejo de Edipo y por lo tanto sería el heredero de este último. Las funciones del superyó son: la autoobservación, la conciencia moral, la censura onírica, la influencia principal en la represión y el enaltecimiento de los ideales. Sobre la base de los rasgos particulares que presenta el superyó, se puede clasificar en: Superyó heterónomo: provocando una conducta cambiante, encontrado más comúnmente en los sujetos que en su infancia fueron dirigidos por varios familiares. Superyó con identificación negativa: reflejo, con rasgos contrarios, de la personalidad de los padres. Punto de vista dinámico y económico: impulsos, instintos, energía psíquica.

DINÁMICA MENTAL
La parte no instintiva de la mente humana resulta comprensible como un derivado de la lucha en pro y en contra de la descarga, creada por influencia del mundo externo. Existe otro tipo de fuerzas, los triebe o impulsos, que son variables en su fin y en su objeto por acción de fuerzas derivadas del ambiente. La dinámica mental lleva a una homeostasis, que no implica una inamovilidad, sino un trabajo constante de las funciones vitales. La homeostasis se encuentra, en principio, en la raíz de toda conducta instintiva y las conductas "anti - homeostáticas" se explican como una complicación secundaria a fuerzas externas. Cuando las tendencias a la descarga y las tendencias inhibitorias son igualmente fuertes, no hay signos exteriores de actividad, pero se consume energía en una lucha interna oculta.

DEFINICIÓN DE LA NEUROSIS
En todos los síntomas neuróticos sucede algo que el paciente percibe como extraño e ininteligible. Todos los síntomas dan la impresión de algo que parece asaltar a la personalidad, partiendo de una fuente desconocida. Se distinguen las neurosis sintomáticas y las neurosis del carácter, aunque tienen a la base una característica en común: la manera normal y racional de manejar las exigencias del mundo externo e interno ha sido sustituida por algún fenómeno irracional, que parece extraño y no puede ser controlado voluntariamente. Todos los fenómenos neuróticos tiene por base insuficiencias del aparato normal de control; esta puede producirse de dos maneras: una de ellas es un aumento del flujo de los estímulos y la otra es el bloqueo o la disminución previa de la descarga, lo que produce un estancamiento de tensiones dentro del organismo, de manera que las excitaciones normales actúan de forma equivalente a las traumáticas. Estas dos formas no se excluyen mutuamente. Una neurosis traumática se explica como la inundación del organismo por cantidades de excitación que no alcanzan a ser controladas, pudiendo iniciar un bloqueo de la descarga.